
¿Saben los perros cuándo están muriendo?
Los perros entienden mucho. Pueden reconocer palabras humanas, gestos y emociones, y aprender a trabajar como animales de servicio o apoyo emocional. Pero, ¿saben cuándo están muriendo?
Como médico veterinario generalista y tutor de mascotas, he presenciado muchos momentos cercanos a la muerte de un perro. A pesar de estar presente, no puedo saber con certeza qué pasa por la mente de un perro en sus últimos momentos.
Sin embargo, sabemos que al menos son conscientes de que la muerte se acerca, ya que sienten los cambios que ocurren en sus cuerpos.
¿Saben los perros cuándo están muriendo?
Está comprobado que los perros tienen una increíble capacidad para detectar problemas médicos como el cáncer, episodios de crisis (como convulsiones) o ansiedad. Existen pruebas anecdóticas de que también pueden percibir la muerte, aunque cómo procesan esta información todavía es objeto de estudio y debate.
Tienen un olfato altamente desarrollado que les permite captar cambios sutiles en el cuerpo. Estudios muestran que pueden oler el estrés en los humanos. Los cambios relacionados con la muerte comienzan meses antes del evento. Esto puede alterar mínimamente el olor de una persona o animal, indicando que la muerte está cerca.
En cuanto a su propia muerte, al menos saben que se sienten mal o enfermos. También pueden percibir nuestro estrés y saber que algo no está bien. Sin embargo, los perros no tienen la misma comprensión abstracta de la muerte que los humanos. No le asignan el mismo significado ni emociones complejas; simplemente la aceptan como algo que sucede.
¿Cómo actúan los perros cuando están cerca de la muerte?
Hay cuatro etapas en el proceso de morir, y los perros suelen mostrar distintos síntomas y comportamientos en cada una. La eutanasia es un procedimiento activo e intencional que un veterinario puede realizar en distintas fases o cuando el tutor lo considere necesario.
Es importante considerar la eutanasia en cuanto la calidad de vida del perro disminuya, para evitar sufrimientos innecesarios en las últimas etapas del proceso.
Etapa 1
Suele comenzar unos tres meses antes de la muerte. Pueden presentarse:
- Debilidad
- Pérdida de apetito o selectividad al comer
- Menos cuidado personal
- Vómitos, diarrea o náuseas
- Menor energía
- Vocalizaciones ocasionales
- Cambios en los patrones de sueño
- Mayor necesidad de soledad
- Cambios en la ingesta de agua
- Rutinas alteradas
Etapa 2
Ocurre unas tres semanas antes del fallecimiento. Puedes notar:
- Mayor deshidratación
- Pérdida notable de masa muscular
- Incontinencia urinaria
- Poco aseo
- Desorientación
En esta fase, podrías decidir si es momento de aplicar la eutanasia. Si bien algunos perros parecen mejorar temporalmente, es importante recordar que el proceso continuará.
Etapa 3
Aproximadamente tres días antes de la muerte. Consulta con tu veterinario si es el momento para la eutanasia. Pueden presentarse:
- Respiración ruidosa o tipo “estertor”
- Extremidades frías
- Secreción excesiva de ojos, nariz o boca
- Dificultad para tragar
- Mayor riesgo de caídas
- Falta de interés en la comida
Etapa 4
Las últimas 3-4 horas. La fase activa de la muerte incluye:
- No seguir movimientos con los ojos
- Espasmos musculares
- Respiración irregular
- Encías pálidas
No se recomienda esperar a esta etapa para la eutanasia, ya que puede no haber tiempo para llegar al veterinario o recibir atención en casa. Consulta si tu clínica puede orientarte por teléfono.
Tomar la decisión de la eutanasia
Tener la opción de acabar con el sufrimiento de nuestro perro es un acto de amor, pero no es fácil. No queremos que sufran, pero tampoco tomar decisiones precipitadas por un mal día.
Tú conoces mejor que nadie a tu perro. Tu veterinario puede ofrecerte una perspectiva objetiva sobre su dolor y opciones disponibles. Existen escalas de calidad de vida que pueden ayudarte a decidir con más seguridad.
¿Cómo consolar a un perro moribundo?
He visto perros que fallecen solos porque sus familias no quisieron estar presentes, y otros rodeados de sus seres queridos.
La presencia durante la eutanasia puede ser reconfortante para el perro y también terapéutica para ti. No es raro que el perro busque con la mirada a su familia en sus últimos momentos.
Si es posible programar la eutanasia, tu perro puede sentirse mejor rodeado de objetos familiares como su manta o peluche preferido. La eutanasia en casa puede ser una opción más tranquila.
Es normal sentir miedo. Algunos tutores prefieren no estar presentes y eso también está bien.
La decisión de practicar la eutanasia cuando ya no hay posibilidad de recuperación es un acto de compasión. No estás solo. El equipo veterinario también forma parte del proceso y su misión es aliviar el sufrimiento.
Hablar con ellos sobre cómo será el procedimiento, los lugares donde puede hacerse y qué pasará después puede ayudarte a sentir más paz con esta difícil etapa.